Los sentidos del gusto y el olfato… ¿qué nos ofrecen?

Los sentidos del gusto y el olfato originan un gran placer. El gusto nos permite disfrutar de las comidas y las bebidas. Por su parte, a través del olfato podemos disfrutar de esencias y fragancias.

Ambos sentidos nos protegen y nos dan información cuando una comida está en mal estado o cuándo hay una fuga de gas, por citar dos ejemplos. Estos, nos provocan el deseo de comer y nos asegura una nutrición adecuada, a la par que, imprescindible.  

Los sentidos del gusto y del olfato se suelen clasificar como sentidos químicos. Ambos se estimulan por sustancias químicas que se disuelven  en moco cuando hablamos del olfato y, en saliva, cuando hablamos del  gusto. Ambos están íntimamente relacionados porque las papilas  gustativas de la lengua identifican el sabor mientras que las terminaciones  nerviosas que hay en la nariz identifican los olores. Ambas sensaciones se comunican al cerebro. Este, integra la información para el reconocimiento de los sabores. El ser humano es capaz de identificar cinco sabores: dulce, salado, ácido, amargo y umami. 

Cuando hay trastornos en el gusto, podemos sentir sabores inexistentes, no diferenciar los sabores o no percibir ningún sabor. En el caso del olfato  podemos perder este sentido o sentir olores diferentes en algunas cosas.  También, puede suceder que un olor, que antes era agradable puede  convertirse, de repente, en desagradable. 

Existen muchas enfermedades y lesiones que pueden provocar la pérdida o trastornos del gusto y del olfato. También, hay algunos medicamentos que pueden afectarnos.  

En la vejez, un gran número de personas pierde parte de estas capacidades y, el tratamiento, varía dependiendo del problema y de su causa.  

¿Cómo podemos dividir los trastornos del gusto y el olfato?

Entre las alteraciones del gusto y el olfato, destacamos:

  • Disgeusia: existe un mal sabor persistente en la boca. Este puede ser  salado, rancio o metálico. A veces se acompaña del síndrome de la boca  ardiente (sensación de dolor y ardor en la boca). 
  • Hipogeusia: la capacidad gustativa se reduce.  
  • Ageusia: la persona pierde por completo el gusto. 
  • Hiposmia: reducción en la capacidad para detectar olores. 
  • Anosmia: incapacidad absoluta para detectar olores. En muy raras  ocasiones, se puede nacer sin el sentido del olfato, y lo conocemos como anosmia congénita.  
  • Parosmia: cambio en la percepción normal de los olores, por ejemplo,  cuando se distorsiona el olor de algo familiar, o cuando algo que  normalmente resultaba agradable, se vuelve desagradable. 
  • Fantosmia: sensación de percibir un olor que en realidad no está presente. 

¿Cuáles son las causas más comunes que provocan trastornos del gusto y el olfato?

Son múltiples las patologías y/o circunstancias que pueden ocasionar un trastorno del gusto, del olfato, o de ambos sentidos. Entre ellas, cabe destacar:

  • Infecciones de los senos paranasales (sinusitis).
  • Infecciones de las vías respiratorias superiores.
  • COVID-19.
  • Infecciones del oído medio.
  • Cirugías en: oído, nariz o garganta.
  • Radioterapia en cánceres de cabeza y cuello.
  • Exposición a productos químicos.
  • Algunos medicamentos (antihistamínicos, antibióticos, etc.).
  • Enfermedades neurodegenerativas.
  • Traumatismos craneoencefálicos y craneofaciales.
  • Alteraciones hormonales.
  • Problemas dentales.
  • Tabaquismo.
  • Otros.

¿Cómo puede afectar el SARSCov-2 al gusto y al olfato?

La pérdida del olfato, y la pérdida total de la capacidad de apreciar sabores, están entre los síntomas más comunes que presentan las  personas infectadas por el coronavirus SARSCoV-2.

Durante la infección de las vías respiratorias superiores, la pérdida de olfato se produce como resultado de la inflamación de la mucosa olfativa con la consecuente degeneración del neuroepitelio olfativo. La intensidad y duración de estas alteraciones son muy variables en función de la capacidad y del ritmo de regeneración del neuroepitelio.

La disfunción olfatoria postviral es más frecuente en mujeres y en individuos de 50 años o más. Su duración varía  desde semanas hasta uno o dos años. Se acepta que, sí dura más, las expectativas de recuperación de la función olfativa son muy limitadas. Un tercio de los pacientes suele mejorar completamente a los 13 meses, aunque notan síntomas de recuperación a partir de los pocos meses. En algunos casos será recomendable plantear una terapia de rehabilitación o  entrenamiento olfativo, que implica la exposición repetida a un conjunto  de olores durante un tiempo determinado.

¿Cómo puede ayudar la logopedia en el abordaje de los trastornos del gusto y el olfato, derivados del COVID-19, o por otras causas?

En Centro ACTIVA valoramos el gusto y el olfato con una batería de pruebas clínicas.

Una vez obtenidos los resultados planificamos la rehabilitación olfatoria y gustativa, empezando por lo más simple para pasar, posteriormente, a estadios más complejos. Todo ello se realiza con una gradación en intensidades, durante un periodo de tiempo determinado. De este modo, entrenamos el olfato, el gusto y la memoria olfativa y gustativa, mediante una selección de olores y sabores, con distintas texturas y temperaturas, para que la capacidad cerebral del paciente pueda identificar, almacenar y recordar.  

En Centro Activa, podrás encontrar los departamentos de logopedia y fisioterapia. Somos un equipo especializado en neurorehabilitación y ofrecemos diversas alternativas tanto a los pacientes que acuden a nuestro centro como a sus familiares y/o cuidadores. 

Para cualquier consulta, no dudes en contactarnos. Puedes encontrarnos aquí.