La torticolis muscular congénita (TMC), es una de las enfermedades pediátricas más frecuentes y tiene lugar en el periodo neonatal.
Se debe a la retracción lateral del músculo esternocleidomastoideo (ECOM), y se manifiesta con asimetría en cabeza y cuello.
Las principales causas que generan torticolis congénita son:
Una inadecuada posición del feto durante el embarazo (se genera un acortamiento del ECOM, que impide que el músculo se desarrolle en las mismas condiciones que el resto).
Dificultades durante el parto, que generan complicaciones con la necesidad de utilizar fórceps o ventosas.
La TMC se detecta las primeras semanas de vida, principalmente, por las familias. Cuando le dan el pecho/biberón al niño hacia un lado no tiene problema, pero cuando le cambia de lado o pecho, el niño llora o se siente incómodo, y esto suele ser lo primero que refieren las familias.
El niño/a con TMC, se encuentra con la cabeza inclinada hacia un lado y rotada hacia el lado contrario. Además, nos encontramos con un bultito pequeño en el ECOM, al que denominamos oliva.
¿Cómo ayuda la fisioterapia pediátrica al niño con TMC?
En las sesiones de fisioterapia, buscamos normalizar el tejido y restaurar la musculatura, para que el niño pueda alcanzar la movilidad completa de forma activa, con la ayuda de estiramientos y el juego.
Además, ofreceremos múltiples consejos a la familia para que los puedan seguir en casa. Estas indicaciones, irán orientadas a la hora de juego, alimentación y descanso del niño, principalmente.